SEGUNDA POSTAL A BORGES
A Catrin Tambe
El hombrecito rojo del semáforo
me dicta su color y me señala
un día desde donde lo custodio.
Me guiña y se retrae socorriendo
la fuga clandestina de un piropo...
Mi amor es un reloj harto de agostos
volviendo sus agujas en los ojos.
Naufraga el corazón con siete barcos
en un escaparate del crepúsculo.
( Paso mi soledad haciendo nudos al ritmo de los tacos de Afrodita).
El hombrecito rojo del semáforo
advierte su rubor y se retracta
en un verde sin fondo. Me parece
que vino haciendo dedo a Buenos Aires,
igual que yo, por obra, por designio
de lluvias, tropelías y un espejo.
(Ed. EL VIGIA, 1976).
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